En los últimos años el uso por parte de las marcas de personas con gran número de seguidores en Redes Sociales se ha multiplicado. Los riesgos por su uso, también lo han hecho.
Contratar a una influencer y dotar su colaboración de algún tipo de pago monetario o en especie se ha convertido en algo muy habitual para todas las empresas, los hoteles no se libran de esta moda. En los últimos días hemos conocido la amonestación que el Jurado de la Publicidad de Autocontrol, el organismo independiente de autorregulación de la industria publicitaria en nuestro país, ha impuesto a la microinfluencer Paulina Eriksson.
El caso no irá a más y la sanción impuesta se limita a una mera amonestación, pero es cierto que sienta un precedente en España, que no cuenta con una legislación adoptada para la publicidad que realizan este tipo de usuarios en la red. En teoría, deben regirse por las normas básicas de la publicidad y etiquetar todo contenido promocional como anuncio. Esta normativa se pasa por alto en la actualidad por la imposibilidad de las autoridades para discernir si la recomendación es pagada o simplemente contenido de su “estilo de vida”.
El caso Paulina Erickson
El caso de esta chica de origen sueco instalada en Marbella, se repite cada día en nuestras redes sociales. La diferencia es que esta vez ha existido denuncia por parte de algún usuario, la primera que se produce en España. En su post y a juicio del Jurado: «el contenido y características del mensaje eran propias de un contenido promocional», «La líder de opinión centra su post en un único producto empleando un tono claramente laudatorio sobre las ventajas y características de los auriculares inalámbricos«.
Pese a la negativa y queja inicial de Erickson, se ha determinado que la influencer «se focaliza en dicho producto aludiendo únicamente a sus beneficios y peculiaridades, sin mencionar o sugerir siquiera inconveniente alguno con respecto al mismo o apuntar otras alternativas».
La normativa en España sigue en pañales, pero se avanza en un proyecto normativo que regularice este tipo de contenido. Las sanciones crecerán y los riesgos para empresas y líderes de opinión será mayores.
El peligro de los influencers para el hotel
Es habitual que un hotel colabore constantemente con influencers de referencia. Pese a no ser un producto físico de consumo directo, y poder enmascararse tras una experiencia de disfrute, hay que tener precaución a la hora de afrontar una colaboración de este tipo.
Según la normativa, toda publicación donde se loe directa o indirectamente los beneficios de un producto con fines publicitarios y bajo algún tipo de retribución está obligada a ser marcada como anuncio.
En ciertas ocasiones se buscan referencias en el mundo de las redes sociales que colaboren con su poder de convocatoria; facilitando su estancia, su consumo en los restaurantes del hotel o dando acceso a ciertos servicios VIP que luego puedan promocionar. Si llegas a este tipo de acuerdo debes señalar en tu publicación y en las del influencer el contenido publicitario. Es mejor cubrirse las espaldas que verse envuelto en cualquier tipo de juicio público por un incidente como este.
Hay estadísticas muy positivas que indican el impacto que crean los influencers sobre las marcas, es una manera menos invasiva de afrontar la publicidad. Hasta un 74% influyen las redes sociales en una decisión de compra. El engagament con el producto mejora hasta un 41% con respecto a una publicación de la propia marca.
En cambio, son varios los factores de riesgo que podemos ver. Muchos de los influencers presentan estadísticas infladas. Comprar bots o likes es una práctica habitual y hay que tener mucho cuidado con los perfiles construidos a base de talonario.
En definitiva, es conveniente fiarse de las recomendaciones de las agencias y expertos para determinar lo adecuado de colaborar con influencers en tu hotel y los métodos para realizarlo. En thinkIN daremos respuesta a todas tus dudas.