La cultura de una organización es su ADN, el hilo conductor que define la manera en qué se hacen las cosas, preservando los valores corporativos y creando ese sentimiento de pertenencia en las personas que la forman.
La cultura corporativa cobra especial relevancia en el desarrollo del equipo de trabajo, en sus hábitos, actitudes y competencias. Velar por la cultura es esencial para cualquier organización, no tan solo por la gestión de las personas, sino también por su incidencia directa en la productividad. En definitiva, la cultura llega a todo y a todos.
La digitalización es uno de los términos más escuchados en los últimos años. Apostar por la tecnología en el entorno empresarial y laboral se ha convertido en algo prácticamente indispensable en casi todos los sectores de la economía. Herramientas, procesos, comunicaciones, etc. Al igual que la cultura corporativa , la tecnología también llega a todo y a todos, siempre que la organización la haya implantado adecuadamente.
Según el índice DESI (Digital Economy and Society Index), el 62 % de las pymes españolas tienen al menos un nivel básico de intensidad digital y el 24% ha abrazado el e-commerce, pero son pocas las empresas que aprovechan tecnologías como la inteligencia artificial, los macrodatos o los servicios en la nube.
¿Digitalización sin cultura corporativa?
Y es aquí donde radica el primer punto importante de este artículo: cultura y digitalización son los dos elementos esenciales de una misma ecuación, van de la mano y no deben separarse nunca. Dicho de otra manera, para la mayoría de organizaciones actuales la cultura entraña necesariamente un componente digital, es decir, debe incluir un cambio tecnológico que potencie el factor humano.
Así, está claro que de nada sirve implementar herramientas digitales o avanzadas tecnologías en el seno de la organización si las personas carecen de cultura digital. Incluso en las empresas tecnológicas existen procesos y labores que se llevan a cabo de manera manual, cuando la tecnología podría aportar grandes beneficios, sobre todo, reduciendo el tiempo invertido y el margen de error.
Sin embargo, el obstáculo que muchas veces frena este cambio no es el económico, la falta de tiempo o de recursos, sino la carencia de una cultura digital. La falta de cultura corporativa puede lastrar el progreso y rentabilidad de cualquier organización.
Según el informe antes señalado, el 57% de la población española tiene al menos competencias digitales básicas.
Implantar la cultura digital
Ha quedado claro que la cultura digital es necesaria para abordar un proceso de digitalización de manera eficaz. Puestos a afrontar este cambio, el Departamento de Recursos Humanos es protagonista en el proceso, en gestionar a las personas eficazmente y alinearlas con la estrategia de transformación digital de la organización.
¿Qué acciones podemos llevar a cabo para implantar la cultura digital de manera exitosa?
- Establecer la estrategia digital. Antes de realizar cualquier paso es imprescindible definir la visión digital de la empresa: los objetivos, la duración, las métricas, etc. Diseñar un plan que recoja el desarrollo tecnológico de la empresa.
- Comenzar por Recursos Humanos. Iniciar la transformación digital desde este departamento genera un elevado conocimiento interno, que, a su vez, permite a sus integrantes fomentar el cambio cultural con una visión más holística, transparente y colaborativa.
- Garantizar la formación y la comunicación. En un proceso de cambio cultural surgen dudas constantemente. Se debe garantizar un plan de formación para cada trabajador que contemple su evolución digital, velando en todo momento por una comunicación directa y transparente.
- Cambiar la percepción del error. Cometer un error es sinónimo de fracaso. En un proceso de cambio es totalmente necesario cambiar esta percepción y premiar el aprendizaje que se obtiene del error cometido. Cambiar implica equivocarse constantemente hasta conseguir el objetivo deseado.
- Fomentar la creatividad y las recompensas. Se debe realizar dinámicas y actividades que potencien la creatividad constantemente, así como un cuadro de recompensas para aquellos trabajadores que consigan sus logros y objetivos digitales según su plan de formación.
- Establecer un código de cultura digital. Siempre debemos tener claro hacia dónde vamos, pero también cómo queremos alcanzar nuestros objetivos. Tener un espacio donde queden claras las reglas del juego y los beneficios del cambio cultural es fundamental.
Sin duda, una de las claves de toda organización es adaptarse constantemente a los cambios que ocurren, por eso afrontar un nuevo modelo cultural puede resultar difícil, pero si se lleva a cabo eficazmente reportará grandes beneficios. La clave no es afrontar el cambio cultural, sino saber que este nunca terminará.